Tras un largo tramo de tiempo esperando llegar a la parada con la que tenía intención de ir, ocurrió. El tren por fin llegó a ese lugar, a la parada que llaman FELICIDAD. Todo allí era maravilloso. Enormes casas situadas a ambos lados de grandes avenidas, gigantescos parques en los cuales hay miles y miles de árboles, millones de pájaros cantando sus hermosas canciones, cascadas que nacen de grandes montañas, inmensos lagos en los que hay barcas para pasear... TODO era precioso, no había tan siquiera UNA excepción de que algo de allí, no lo fuese. Siento un enorme impulso de hablar de este lugar, y la verdad es que, sientes ser la persona más feliz del mundo que pisa La Tierra, o por lo menos, una de ellas cuando estás allí. El sentimiento que se apodera de ti es tan grande, que sientes no poder explicarlo con palabras. El corazón latiéndote a mil por hora. No haber dormido a penas y en cambio, sentirte como nuevo, que has descansado lo necesario y que posees todo lo necesario para estar bien un tiempo. Y no bien, fantástico. No poder parar de bailar, de cantar, de hablar, de reírte, de dar vueltas, de saltar... Hacía mucho que no recordaba cómo era sentirse de esa forma. Miento. Mucho no, muchísimo. Vivir una parte de tu vida y saber que no la vas a olvidar jamás a pesar de sufrir, o vivir otros momentos en la Felicidad. Eso realmente es sentirse bien y así me siento yo en este momento. Mierda, vuelvo a mentir. No me siento bien, me siento genial, extasiada, maravillosa, con ánimos para todo.
Es una pena que las buenas cosas no duren mucho. Por eso temo que esta época mía, (por llamarle de alguna manera) acabe pronto. Porque las cosas acaban antes de lo que nosotros pensamos. Por eso vivo el día a día, o por lo menos, lo intento. Porque la vida pasa más rapido que un abrir y cerrar de ojos. Vuelvo a mentir. Pasa mucho más rapido que tan siquiera intentar abrirlos. Cuando te has dado cuenta, ya te has hecho mayor y recuerdas todos los momentos que viviste siendo niño. "Y pensar que fue ayer cuando no sabía musitar una palabra siquiera...", pensamiento que recorre en tu mente, o lo recorrerá. Sé muy pero que muy bien, que no es fácil vivir el día a día de la mejor manera posible y lo sé porque lo intento y la mayoría de veces, no consigo hacerlo. Pero, no desisto. Creo que no hay que desistir. De pronto, cuando menos te lo esperas, cuando más deprimido puede estar alguien, el tren te brinda la posibilidad de estacionarte en la parada de la Felicidad. De repente, te ocurren cosas maravillosas incapaces de explicar, pero que a la vez, tienen mucho significado para ti.
Lo único a lo que me quiero referir realmente, es que, la Felicidad no es hermosa, es mucho más que eso. Y que aunque no se tengan ya esperanzas de que el tren pase por esa estación o aunque te de la sensación de que te has quedado dormido y no has cogido la parada a tiempo, siempre hay que creer. Nunca (que se dice muy rápido) hay que perder la esperanza por lo que nosotros realmente queremos, deseamos o nos fiamos. Realmente si se pierde la esperanza, el que se ha perdido realmente, eres tú mismo.