Cierro los ojos y ya no veo nada, ni con la mente, ni con el corazón, otros días, otras épocas, el mar,los recuerdos. Nada más. Me lanzo por fin, salto y caigo entre tus brazos, y me pierdo. Entre culpa y perdón al mismo tiempo.
- Yo, una niña arrastrada por un tonto y estúpido deseo.
Maria FloRencia Pulzoni.